14 de abril de 2009

Mirando por encima del borde

Como puedes imaginar, los preparativos para un viaje como el que estoy planeando, tiene retos emocionales como logísticos. Estoy convencido y firme en mi deseo y voluntad de ir, pero no dudo en admitir que a veces la magnitud de lo que estoy estableciendo parece imposible. En medio de la noche a veces me hace sentir que la soledad del viaje me rompería, que soy un tonto por querer hacerlo en absoluto. Pero estos momentos raros y breves, y yo no les permito echar raíces y crecer.

Me siento como si estoy en al borde de un precipicio, mirando hacia abajo con cautela por los empinados bordes, mareado por la altura. En un par de meses voy a dar paso fuera de ese borde y aventarme yo mismo a un mundo brutal y solitario. Soy consciente de estas cosas, y puedo sentirlo. La emoción es lo que uno espera: una mezcla de inquietud/temor prisa, emoción y maravilla. Todos estos sentimientos forman un remolino y surgen juntos, mezclados y fortalecidos por las preocupaciones acerca de mi salud, ¿podrá mi cuerpo aguantar? mi mente, ¿es mi mente lo suficientemente fuerte? y la preocupación sobre logísticos, ¿tendré todo listo a tiempo? Pero el más profundo sentimiento, el sentimiento que llega a más profundidad, es la calidez del apoyo de amigos y familiares. Lo digo honestamente. Incluso la más pequeña muestra de fe y respaldo que recibo significa mucho para mí y lo recuerdo. Por lo tanto, gracias a todos los que han ofrecido aliento y ayuda. Gracias a todos los que han escrito cartas y enviado mensajes. Gracias a las empresas que creen en lo que estoy haciendo y han ofrecido apoyo, y gracias a todos por mantenerme en sus oraciones.

Estoy de pie en el borde, y en lo más profundo traigo un loco remolino de emociones. Pero mi mente y resolución son claras, y no puedo esperar para dar el paso.